'Unidad móvil' se aproxima a las historias que generan los tres centros penitenciarios de Aragón

Las cárceles de Zuera, Daroca y Teruel, y sus Centros de Inserción Social dependientes en Zaragoza y Huesca acogen a casi 2.100 presos. 2.000 historias de vida detrás y a este lado de esas puertas

Historias como la del interno que recientemente ha conseguido el tercer grado y que, por primera vez desde hace años, solo va a tener que pasar ocho horas de cada veinticuatro en la cárcel. O la del expresidiario que ha logrado reinsertarse y analiza retrospectivamente sus años como interno. Historias también como las de los vecinos de pueblos como Daroca que “bendicen” la presencia de la cárcel en su término municipal ya que ha supuesto un revulsivo económico y casi su única garantía de supervivencia. Este viernes 'Unidad Móvil' busca todas esas historias que se generan “A las puertas de la cárcel”.

A Arsenio Vargas su paso por prisión le cambió la vida, en este caso para bien. Se refugió en la religión y empezó a tomar nota de sus vivencias en las cárceles de Barcelona y Daroca. Cuando salió de prisión publicó un libro titulado "Flores y Espinas". Siempre ha recibido el apoyo de su familia y ellos fueron, junto a Dios, su principal apoyo a la hora de salir de la época más oscura de su vida.

Un equipo de 'Unidad Móvil' acompaña también a Mariano, que preside desde hace dos años su propia Asociación de ayuda al colectivo preso, Pripali o, lo que es lo mismo, "Primeros pasos a la libertad". Pripali ha ayudado hasta ahora a 400 presos a reinsertarse en la sociedad  "porque al salir de la cárcel no tienen a nadie", explica a un reportero del programa. Actualmente, Mariano está asesorando a Juan y Pedro -nombres ficticios-  que se encuentran en tercer grado penitenciario y han accedido a hablar con el programa. Juan saldrá de prisión en mayo y Pedro ingresó en la cárcel por vez primera hace 25 años. ¿Cómo afrontan su futuro más inmediato? ¿Cómo les va a cambiar la vida cuando terminen su condena?

Una vez al mes, las familias de los presos aragoneses se reúnen en el Colegio de Educadores Sociales para poner en común sus experiencias. Aseguran que ser familiar de un preso es también una condena: sufren el rechazo de su círculo por lo que muchos lo ocultan y se quejan de las dificultades que tienen para algo tan cotidiano como entender los documentos legales o encontrar transporte público para llegar a la prisión a las visitas concertadas. Son los famosos "vis a vis" en los que los internos pueden compartir un par de horas con sus familiares en una sala aparte. Suelen ser los fines de semana.

Hay asociaciones y ONG,s que ayudan a los presos cuando salen de la cárcel. Sin ellas, el índice de expresidiarios reinsertados sería aún menor. Les proporcionan un piso donde quedarse hasta que cobran el subsidio que les proporciona el estado. En estos pisos, tal y como ha comprobado in situ Unidad Móvil, los expresos suelen estar dos o tres meses y luego su plaza la ocupa otra persona. Se trata de una transición para poder adaptarse a la vida fuera de prisión.

Poca gente sabe que los neonatos de varios hospitales públicos aragoneses cuentan en sus primeros días con el calor que les brindan los internos de Zuera. La fundación Estelar organiza la confección y entrega de estas pequeñas mantas para ellos. "Cosen muy bien", dice Pilar, la coordinadora. "También nos hacen objetos en otros talleres para que los vendamos y obtengamos fondos para pagar las telas".

Éstas y otras historias de “A las puertas de la cárcel”, el viernes a partir de las 21:35 horas, en 'Unidad Móvil'.

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