Enrique López comparte con su hermano Carmelo, con quien empezó la batalla, su pasión por la cocina y sus ganas de evolucionar y aprender. Su madre, de 82 años, fue la que les inculcó el trabajo entre fogones y con el paso del tiempo se han convertido en los ‘cocinillas’ de sus casas y en los chefs de sus amigos.
Enrique, jefe de compara en una empresa de climatización, es el más risueño y entusiasta de los dos hermanos y está viviendo la batalla como un sueño hecho realidad. Ha demostrado que es muy buen cocinero y sigue con la intención clara de ganar La Batalla de las Tapas.