En los últimos años la superficie de maíz modificado genéticamente ha descendido ligeramente. El programa conoce las tendencias que se detectan en un cultivo estratégico para las comarcas con regadío
El cultivo del maíz es un referente para muchas zonas de la comunidad. En 2016 se sembraron 82.600 hectáreas y en los últimos años se detecta una tendencia en el descenso de las variedades transgénicas: las semillas modificadas genéticamente.
Los redactores de ‘Tempero’ se preguntarán las razones. Por un lado acudirán a una empresa de la zona del Cinca Medio dedicada a la producción y transformación de maíz para consumo humano: el dedicado a palomitas, quicos o sémolas para pastas alimenticias. Por normativa europea, estas variedades no pueden ser transgénicas y sí que ofrecen al agricultor una prima en el momento de la cosecha. Ésta puede ser una de las razones.
Además el programa planteará estas tendencias a los técnicos del Centro de Transferencia Agraria. El maíz transgénico se utiliza fundamentalmente para maíces de segunda cosecha para tratar de combatir una de las plagas más devastadoras del Valle del Ebro, el taladro.
Con todo, los técnicos sí que han detectado que en los últimos años las incidencias por taladro han descendido y que en paralelo también ha bajado la superficie de transgénicos. El programa se preguntará si en estos momentos son necesarias las semillas modificadas genéticamente. O por el contrario si es imprescindible para mantener la rentabilidad de un cultivo que en los últimos años está sufriendo una crisis de los precios en origen.
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